Amigo mío: Dejo constancia que preveo en nuestras próximas
vidas, seducirte. Es con la esperanza de lograrlo que en nuestras
próximas vidas estaré atenta a volver a conocerte y tratarte, acaso
en nuestras respectivas adolescencias. Ansío que en nuestras
próximas vidas sostengamos nuestros buenos humores. Habré
de preferirte más crítico que en ésta, menos voluntarista y bien
pensado. Opino que mi influencia será rotunda, por no decir
arrasadora. Y el así inferirlo, me hace feliz.
Amigo mío que habrás de quedar en nuestras actuales vidas,
ya en curso y muy avanzadas, en amigo mío, te acaricio el alma
con mi confeso platonismo, en este larguísimo mensaje de texto,
que dentro de unos minutos te alcanzará en tu celular, y deseo, te
sorprenderá. Es entonces, mientras me despido, cuando literaria y
juguetona, yo, Agustina, te saludo.
Rolando Revigliatti