PARTE I: -EL HALLAZGO-
La selva,… esa subyugante mezcla de misterios y colores,... inquietantes escenarios naturales donde todo lo inimaginable cobra vida. Donde el ser humano empequeñece, ante esa magnética explosión de la naturaleza…
Fue allí, cerca de la ciudad de Manaos, en un pequeño y olvidado pueblo llamado Sao Joaquim, donde se albergó esta historia… Una increíble historia, en la cual, todas las estructuras carecen de sentido, y donde la magia de lo sobrenatural se manifestó con total plenitud…
Sao Joaquim…diminuto pueblo ubicado 50 Km. al noroeste de Manaos, tiene una escasa población cercana al millar de habitantes.
Recorrer esa distancia no es tarea sencilla… sólo con un buen vehículo de doble tracción, se puede hacer ese camino en unas tres horas, siempre y cuando las condiciones climáticas sean favorables.
Justamente una noche hace cinco años, luego de una furibunda tormenta,… un destello en el oscuro firmamento, alarmó a los pocos pobladores que casualmente miraban en esa dirección… El relampagueo fue seguido por un zumbido sofocado, y éste, por una gran luminosidad en el horizonte,... a unos 15 Km. de las escasas e incrédulas miradas…
Luego de tres días, dos de los vecinos que habían presenciado el hecho, decidieron internarse en la selva hacia el lugar donde ese extraño resplandor se había hecho mas intenso, pera luego desaparecer misteriosamente…
Celio y Rodolfo avanzaron penosamente, a fuerza de machete para recorrer la distancia que los separaba del lugar, que según sus cálculos, estaba mas allá del río, en el territorio de los Jundas (una de las pocas tribus indígenas, que aun se mantenían aisladas de la civilización).
...Celio, siempre recordaba la relación que tuvo con una joven Junda... Su cuerpo jamás podrá olvidar el dulce salvajismo de Drulsila, ni las veces que hicieron el amor en la cascada de aquél río... Pero al evocar esos momentos, un rictus de dolor marcaba su rostro, pensando en esa mañana, cuando ella desapareció para siempre,… sin dejar el menor rastro...
Absorto en esos pensamientos caminaba junto a su gran amigo..., hasta que el olor característico del almizcle les anunciaba la cercanía, pocos metros adelante, del caudaloso río Negro, límite natural del comienzo del territorio Junda.
Para cruzarlo debían colocarse sobre la piel un ungüento hecho a base de aceite y grasa de tiburón, ya que el río estaba plagado de pirañas y el olor a escualo, era lo único realmente efectivo para impedir que ellas se acercaran.
Una vez untados los cuerpos, comenzaron a atravesar el torrente,... fue arduo hacerlo ya que las intensas lluvias habían aumentado considerablemente su caudal. Las pirañas no consiguieron lastimarlos, aunque varias veces las sintieron deslizarse peligrosamente entre sus piernas...
Al llegar a la orilla estaban exhaustos y se dejaron caer sobre la hierba para descansar y reponerse.
Ahora deberían ser cuidadosos, porque si bien los Jundas no eran una tribu hostil, tampoco estaba muy demostrado lo contrario...
Rodolfo miró la hora y comentó:...-“son las dos de la tarde,… tardamos tres horas en llegar hasta aquí,... nos quedan unas dos horas y media útiles...luego emprenderemos el regreso, no quiero hacer noche en esta maldita jungla”-...
Rodolfo a diferencia de Celio “odiaba” la selva... pero la necesitaba... Había llegado con su novia huyendo de las autoridades, que lo hicieron responsable del asesinato del hermano de ésta, en un confuso episodio acaecido cuatro años atrás en Curitiba.
Desde esa época, él y Doralis se habían refugiado en Sao Joaquim. Y gracias a su natural simpatía, habían logrado en poco tiempo un buen trabajo y varios amigos. Rodolfo era un trotamundos, un caza fortunas,... Celio en cambio era un soñador empedernido, un romántico incurable, que amaba desde la última hoja seca del otoño hasta la flor más exultante de la primavera.
Empezaron a caminar examinando con minuciosidad el terreno... No había en realidad, ninguna certeza de que pudieran hallar algo. La suposición de ambos estaba centrada en que ese resplandor, divisado 72 horas antes, se tratase de un avión correo, con destino final Manaos, y que a causa de la tormenta hubiera intentado un aterrizaje de emergencia... Lo llamativo de esa hipótesis, era que no se vio ninguna llamarada, ni se escuchó explosión alguna. Incluso la famosa iluminación fue de un blanco intenso, similar al que provoca un buen flash de una máquina fotográfica.
Hicieron un rastrillaje de más de dos hectáreas, sin hallar el menor indicio,… sin encontrar al menos una gota de aceite o restos de metal carbonizado etc...
Cerca de las cinco de la tarde decidieron regresar, con la desazón de volver con las manos vacías,… sin haber descubierto el menor vestigio de accidente alguno.
Estaban recogiendo las cantimploras, cuando Celio al agacharse vio de soslayo un reflejo en el suelo, que instintivamente lo hizo mirar en esa dirección... Volvió a inclinarse nuevamente y recogió con su mano derecha un trozo de metal muy brillante...
Se trataba de una moneda... Al observarla con detenimiento, vieron que era una pieza muy antigua; se podía leer perfectamente su valor, denominación y país de origen... Era un “Franco francés”, con emisión en 1878. Lo llamativo era el perfecto estado de conservación,… brillante y nuevo como recién acuñado...
Regresaron entonces, pensando que no había sido en vano, haber viajado hasta ese lugar alejado de la mano de Dios.
Rieron en su caminata de regreso, pensando en volver le semana entrante para localizar un supuesto “cargamento” de dinero antiguo, que sería muy bien pagado por los “compraventa” y usureros que Rodolfo conocía en Manaos...
Al día siguiente, Rodolfo se levantó muy temprano, preparó una vianda ligera, le dio un beso a Doralis, y al volante de su camioneta partió con rumbo a la ciudad de Manaos.
El camino, de por si complicado, lo estaba mas aún, debido a las intensas lluvias de los últimos días. Varias veces tuvo que descender del vehículo para colocar ramas debajo de las ruedas, y evitar de esta forma quedar empantanado. Cerca de las 12 del mediodía y con una temperatura casi insoportable, arribó a la ciudad.
Estaba realmente ansioso por mostrarle la moneda a su amigo Franco… Si había alguien en el mundo que conocía de monedas antiguas,... ése era "el viejo Franco"...
El viejo ermitaño vivía en las afueras de la ciudad en una particular casa flotante, que él mismo había construido quince años atrás. Varias veces Rodolfo le había llevado piedras preciosas, bagatelas de las tribus vecinas, cobre, bronce etc... Y nunca se había retirado con las manos vacías… A pesar que Rodolfo sabía con certeza que el viejo encarecía, y revendía todo ese material, logrando pingües ganancias, no le importaba...siempre fue "practicante" del refrán: "mas vale pájaro en mano que cien volando"...
Después de cruzar toda la ciudad, estacionó frente a la casa de Franco cerca de las 13 horas. Al verlo, el viejo aceleró su paso y fue a su encuentro. Abrazados como viejos amigos entraron en la casa. Franco colocó sobre la mesa una botella de Ron, haciendo honores a su invitado, que por su semblante, algún negocio significativo vendría a proponerle...
Una vez tomados un par de copas del exquisito elixir, Rodolfo sin dar vueltas ni explicaciones referidas al origen de su hallazgo, "exhibió" la moneda a su amigo...
El viejo, trajo una lima, un ácido y una lupa... y sentado muy cómodamente escudriñó y examinó minuciosamente la pieza... Rodolfo viendo que se demoraba bastante empezó a ponerse ansioso. Franco luego de una hora de "trabajar" dio su dictamen… Con voz pausada le explicó: ..."-Bueno amigo, tenemos algo realmente extraño aquí eh?..., la moneda es auténtica…, no es falsa, sólo que está curiosamente nueva para ser de 1878...-" Al ver la cara de asombro en su interlocutor, continuó: ..."-yo diría que fue acuñada hace no mas de un mes...jajjajajaja¡¡¡¡¡,....(rió de su propia idiotez)...."-O sea, querido amigo que,... o yo estoy fuera de mis cabales, o esta moneda es de 1878, pero se acuñó ahora...un siglo y medio después...”
Se cruzaron las miradas sin reírse y una expresión de mutua intriga los rodeó...
Aún lo ignoraban, pero esa moneda no fue encontrada por mera casualidad… Y, la “causalidad”, comenzaba a manifestarse…
Sin saberlo todavía… una extraña historia los estaba esperando…
La selva,… esa subyugante mezcla de misterios y colores,... inquietantes escenarios naturales donde todo lo inimaginable cobra vida. Donde el ser humano empequeñece, ante esa magnética explosión de la naturaleza…
Fue allí, cerca de la ciudad de Manaos, en un pequeño y olvidado pueblo llamado Sao Joaquim, donde se albergó esta historia… Una increíble historia, en la cual, todas las estructuras carecen de sentido, y donde la magia de lo sobrenatural se manifestó con total plenitud…
Sao Joaquim…diminuto pueblo ubicado 50 Km. al noroeste de Manaos, tiene una escasa población cercana al millar de habitantes.
Recorrer esa distancia no es tarea sencilla… sólo con un buen vehículo de doble tracción, se puede hacer ese camino en unas tres horas, siempre y cuando las condiciones climáticas sean favorables.
Justamente una noche hace cinco años, luego de una furibunda tormenta,… un destello en el oscuro firmamento, alarmó a los pocos pobladores que casualmente miraban en esa dirección… El relampagueo fue seguido por un zumbido sofocado, y éste, por una gran luminosidad en el horizonte,... a unos 15 Km. de las escasas e incrédulas miradas…
Luego de tres días, dos de los vecinos que habían presenciado el hecho, decidieron internarse en la selva hacia el lugar donde ese extraño resplandor se había hecho mas intenso, pera luego desaparecer misteriosamente…
Celio y Rodolfo avanzaron penosamente, a fuerza de machete para recorrer la distancia que los separaba del lugar, que según sus cálculos, estaba mas allá del río, en el territorio de los Jundas (una de las pocas tribus indígenas, que aun se mantenían aisladas de la civilización).
...Celio, siempre recordaba la relación que tuvo con una joven Junda... Su cuerpo jamás podrá olvidar el dulce salvajismo de Drulsila, ni las veces que hicieron el amor en la cascada de aquél río... Pero al evocar esos momentos, un rictus de dolor marcaba su rostro, pensando en esa mañana, cuando ella desapareció para siempre,… sin dejar el menor rastro...
Absorto en esos pensamientos caminaba junto a su gran amigo..., hasta que el olor característico del almizcle les anunciaba la cercanía, pocos metros adelante, del caudaloso río Negro, límite natural del comienzo del territorio Junda.
Para cruzarlo debían colocarse sobre la piel un ungüento hecho a base de aceite y grasa de tiburón, ya que el río estaba plagado de pirañas y el olor a escualo, era lo único realmente efectivo para impedir que ellas se acercaran.
Una vez untados los cuerpos, comenzaron a atravesar el torrente,... fue arduo hacerlo ya que las intensas lluvias habían aumentado considerablemente su caudal. Las pirañas no consiguieron lastimarlos, aunque varias veces las sintieron deslizarse peligrosamente entre sus piernas...
Al llegar a la orilla estaban exhaustos y se dejaron caer sobre la hierba para descansar y reponerse.
Ahora deberían ser cuidadosos, porque si bien los Jundas no eran una tribu hostil, tampoco estaba muy demostrado lo contrario...
Rodolfo miró la hora y comentó:...-“son las dos de la tarde,… tardamos tres horas en llegar hasta aquí,... nos quedan unas dos horas y media útiles...luego emprenderemos el regreso, no quiero hacer noche en esta maldita jungla”-...
Rodolfo a diferencia de Celio “odiaba” la selva... pero la necesitaba... Había llegado con su novia huyendo de las autoridades, que lo hicieron responsable del asesinato del hermano de ésta, en un confuso episodio acaecido cuatro años atrás en Curitiba.
Desde esa época, él y Doralis se habían refugiado en Sao Joaquim. Y gracias a su natural simpatía, habían logrado en poco tiempo un buen trabajo y varios amigos. Rodolfo era un trotamundos, un caza fortunas,... Celio en cambio era un soñador empedernido, un romántico incurable, que amaba desde la última hoja seca del otoño hasta la flor más exultante de la primavera.
Empezaron a caminar examinando con minuciosidad el terreno... No había en realidad, ninguna certeza de que pudieran hallar algo. La suposición de ambos estaba centrada en que ese resplandor, divisado 72 horas antes, se tratase de un avión correo, con destino final Manaos, y que a causa de la tormenta hubiera intentado un aterrizaje de emergencia... Lo llamativo de esa hipótesis, era que no se vio ninguna llamarada, ni se escuchó explosión alguna. Incluso la famosa iluminación fue de un blanco intenso, similar al que provoca un buen flash de una máquina fotográfica.
Hicieron un rastrillaje de más de dos hectáreas, sin hallar el menor indicio,… sin encontrar al menos una gota de aceite o restos de metal carbonizado etc...
Cerca de las cinco de la tarde decidieron regresar, con la desazón de volver con las manos vacías,… sin haber descubierto el menor vestigio de accidente alguno.
Estaban recogiendo las cantimploras, cuando Celio al agacharse vio de soslayo un reflejo en el suelo, que instintivamente lo hizo mirar en esa dirección... Volvió a inclinarse nuevamente y recogió con su mano derecha un trozo de metal muy brillante...
Se trataba de una moneda... Al observarla con detenimiento, vieron que era una pieza muy antigua; se podía leer perfectamente su valor, denominación y país de origen... Era un “Franco francés”, con emisión en 1878. Lo llamativo era el perfecto estado de conservación,… brillante y nuevo como recién acuñado...
Regresaron entonces, pensando que no había sido en vano, haber viajado hasta ese lugar alejado de la mano de Dios.
Rieron en su caminata de regreso, pensando en volver le semana entrante para localizar un supuesto “cargamento” de dinero antiguo, que sería muy bien pagado por los “compraventa” y usureros que Rodolfo conocía en Manaos...
Al día siguiente, Rodolfo se levantó muy temprano, preparó una vianda ligera, le dio un beso a Doralis, y al volante de su camioneta partió con rumbo a la ciudad de Manaos.
El camino, de por si complicado, lo estaba mas aún, debido a las intensas lluvias de los últimos días. Varias veces tuvo que descender del vehículo para colocar ramas debajo de las ruedas, y evitar de esta forma quedar empantanado. Cerca de las 12 del mediodía y con una temperatura casi insoportable, arribó a la ciudad.
Estaba realmente ansioso por mostrarle la moneda a su amigo Franco… Si había alguien en el mundo que conocía de monedas antiguas,... ése era "el viejo Franco"...
El viejo ermitaño vivía en las afueras de la ciudad en una particular casa flotante, que él mismo había construido quince años atrás. Varias veces Rodolfo le había llevado piedras preciosas, bagatelas de las tribus vecinas, cobre, bronce etc... Y nunca se había retirado con las manos vacías… A pesar que Rodolfo sabía con certeza que el viejo encarecía, y revendía todo ese material, logrando pingües ganancias, no le importaba...siempre fue "practicante" del refrán: "mas vale pájaro en mano que cien volando"...
Después de cruzar toda la ciudad, estacionó frente a la casa de Franco cerca de las 13 horas. Al verlo, el viejo aceleró su paso y fue a su encuentro. Abrazados como viejos amigos entraron en la casa. Franco colocó sobre la mesa una botella de Ron, haciendo honores a su invitado, que por su semblante, algún negocio significativo vendría a proponerle...
Una vez tomados un par de copas del exquisito elixir, Rodolfo sin dar vueltas ni explicaciones referidas al origen de su hallazgo, "exhibió" la moneda a su amigo...
El viejo, trajo una lima, un ácido y una lupa... y sentado muy cómodamente escudriñó y examinó minuciosamente la pieza... Rodolfo viendo que se demoraba bastante empezó a ponerse ansioso. Franco luego de una hora de "trabajar" dio su dictamen… Con voz pausada le explicó: ..."-Bueno amigo, tenemos algo realmente extraño aquí eh?..., la moneda es auténtica…, no es falsa, sólo que está curiosamente nueva para ser de 1878...-" Al ver la cara de asombro en su interlocutor, continuó: ..."-yo diría que fue acuñada hace no mas de un mes...jajjajajaja¡¡¡¡¡,....(rió de su propia idiotez)...."-O sea, querido amigo que,... o yo estoy fuera de mis cabales, o esta moneda es de 1878, pero se acuñó ahora...un siglo y medio después...”
Se cruzaron las miradas sin reírse y una expresión de mutua intriga los rodeó...
Aún lo ignoraban, pero esa moneda no fue encontrada por mera casualidad… Y, la “causalidad”, comenzaba a manifestarse…
Sin saberlo todavía… una extraña historia los estaba esperando…
Sergiotarot
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