13 ago 2009

EL PERRO 2


Basado en acontecimientos reales ocurridos en Dique Lujan, Pcia. De Buenos Aires, Argentina.

Octubre de 1952
Las puteadas de Alfredo se oían a media cuadra
- Otra vez!!!, la puta que lo parió!!!-, Gladys lo miraba desde la ventana de la habitación en el primer piso de la casita que habían estrenado hacia apenas un año, justo frente al arroyo a metros de punta canal, en Dique Lujan.
- El viejo Nissi, seguro que fue el viejo loco de Nissi!!! Hijo de puta, lo voy a reventar!!!
- Calmate por favor Alfredo, no sabes si fue él, para un poco, te va a hacer mal...
- Mal le voy a hacer a ese desgraciado cuando lo agarre....
La bronca de Alfredo era mayúscula, esta vez no sólo le faltaban otras dos gallinas, sino que también le habían arrancado la puerta del gallinero con candado y todo, desde hacia un par de noches su plantel de ponedoras y batarazas había disminuido en seis miembros... todas las noches desaparecían dos, y las que quedaban estaban como atontadas, no ponía huevos desde el primer día y comían muy poco.
Durante el almuerzo el mal humor del dueño de casa fue declinando... el hecho de estar recién casado y tener una bella esposa era suficiente para tenerlo satisfecho, sin embargo la idea que el loco Nissi le llevaba las gallinas seguía dándole vueltas y vueltas por la mente.
Nissi era un tipo cincuentón que según se contaba en el pueblo había perdido el juicio cuando trabajaba como sereno del cementerio de Tigre, al parecer el hombre vio una noche en el depósito de féretros de la capilla del cementerio como uno de los cajones se bamboleaba y caía al piso, al tiempo que una mujer con mortaja salía de el.
El tío Mauricio sabía bien la historia y un día se la contó, al parecer la mujer sufría de una rara enfermedad llamada catalepsia que deja las personas como muertas, y aquella mujer tuvo la fortuna de no ser enterrada por el horario y logró salir de allí... el caso fue muy comentado por los diarios pero eso no fué suficiente para evitar que el pobre Nissi se volviera loco. Vivía solo en una rancho sucio en el otro extremo del pueblo, sin trabajo ni familia, y subsistía a duras penas con las cosas que le acercaban el padre de Alfredo; don José, su tío, y por supuesto Mauricio. Incluso lograron hacerlo bañar dos veces por semana y las hijas de don José se encargaban de lavarle la ropa cada tanto... como detalle curioso no usaba cinturón sino un pedazo de soga de seda de las que se utilizan para descender los ataúdes al foso...
Gladys le comentó a Angélica, su suegra, el enojo de Alfredo temiendo que hiciera una locura... sin embargo la madre de Alfredo la tranquilizó diciéndole que él sería incapaz de dañar a nadie, mucho menos a un loco...
Lo voy a agarrar, te juro que lo voy a agarrar con las manos en la gallina, ya vas a ver... le decía a su mujer entre bocado y bocado durante el almuerzo.
Dejate de locuras, no vale la pena, ese viejo no debe ser, ya vas a ver... para mi es algún animal, un perro grande o algún zorro que se cruzó de la isla..
No y no! El portón no lo desarmó un perro ni un zorro, fue un chancho de dos patas y lo voy a despenar, ya vas a ver, esta tarde en el taller le voy a preparar una sorpresita... ya vas a ver
Que vas a hacer Alfredo? No seas loco! No quiero problemas..
Vos dejame a mi.
Esa tarde le costó a Gladys sacar a su marido del taller, estaba concentrado trabajando en algo que tenía cables y lámparas. Ella no entendía que era eso pero supuso con razón que seria la famosa sorpresa para el ladrón de gallinas..
Listo, ya está, le dijo con orgullo Alfredo al mostrarle el aparato que acababa de construir, mientras tomaba un mate bien caliente que ella le alcanzo.
Y eso qué es? Preguntó su mujer intrigada
Es una alarma, cuando ese viejo se mande al gallinero una luz se va a prender en la pieza, solo tengo que manotear la escopeta y listo. Ya va a ver ese malandra!
Y si es un perro anda igual?, porque yo estoy segura que es un bicho...
Por supuesto, pero creeme que el ladrón de gallinas anda en dos patas, ya vas a ver... y por las dudas además de la escopeta voy a preparar también el .38
Alfredo guardaba celosamente en la mesa de luz un hermoso smith wesson de seis pulgadas del .38 special, que solía sacar por las noches cuando los perros ladraban mas de lo debido, aunque también usaba la “luppara” una escopeta belga que el dueño de uno de los cruceros que se amarraban en la guardería le había regalado, estaba estropeada en los extremos de los cañones por haberla disparado teniéndolos llenos de barro... pero el ingenio de Alfredo la había restaurado y ahora era una hermosa escopeta de defensa al estilo italiano y con cañones recortados... “si..., ese viejo ladrón se llevará una linda sorpresa esta noche” pensaba mientras preparaba un cartucho con aserrín y sal gruesa para un cañón y plomo fino para el otro por las dudas...
A las siete terminó de instalar los cables y de reparar la puerta del gallinero justo cuando desde la cocina cercana ya podía olerse un delicioso aroma a salsa.
Vení a comer Alfredo!, le grito su mujer desde allí
Ya voy, me lavo las manos y estoy...
La cena transcurrió entre la charla del joven matrimonio y la música de la radio inestable que sonaba en un rincón de la cocina... los días de plenilunio la señal reverberaba y se perdía por momentos dificultando la audición, sin embargo la melodía de fondo era buena para tapar los ladridos de los perros que desde hacía unos días estaban alterados y ladraban día y noche hacia todos lados.
Que les pasará a los perros que están tan locos estos días?
Ni idea, pero desde el jueves que no paran de ladrar... hablando de eso tendríamos que conseguir algún ovejero como el Lobo del viejo... si tuviéramos un perrazo de esos seguro que Nissi ni se habría arrimado al gallinero, refunfuñó Alfredo.
Lobo era un enorme perro ovejero alemán de Alfredo padre, cariñoso y manso con los chicos y la gente durante el día, pero guardián implacable durante las noches, desde que el vivía en la guardería no volvieron a visitarla los rateros... aunque hasta el estaba alterado esos días y habían tenido que atarlo en el fondo del taller. Realmente algo raro pasaba en Dique por aquellos días porque los animales estaban nerviosos y reaccionaban de maneras inesperadas, como el Colita, el perro de doña Braulia, que se soltó de la cadena y a los ladridos se metió en el monte como un loco, pobre los hijos de Braulia cuando le tuvieron que dar la noticia que algún desgraciado lo había partido en dos con un machete o algo así, por supuesto todos pensaron en Nissi, pero la voz autorizada y pausada de Mauricio había calmado los ánimos cuando querían ir a buscarlo para pedirle explicaciones.

A las diez la pareja cerró con las trancas las puertas de la planta baja y se retiró al dormitorio, Alfredo conectó su alarma, preparó la escopeta cargada de su lado de la cama y el .38 del otro lado...
Vos estáte lista, si esa luz se prende es porque el ratero está otra vez en el gallinero, voy a bajar y agarrarlo ahí, pero si la cosa se pone espesa tirá un par de tiros al aire para llamar la atención, no vaya a ser que venga con compañía...
Bueno, dejáte de joder y vamos a dormir de una vez..., le respondió pícara y con un brillo cómplice en los ojos... vení acá machito..., le dijo mientras apagaba la luz.
El reloj marcaba las tres y cuarto de la mañana y Alfredo soñaba con velas y olas cuando la luz se encendió... Gladys lo despertó zamarreándolo bastante, le costó despertarse y darse cuenta de lo que pasaba, pero cuanto lo hizo un escalofrío le recorrió la espalda, esa luz significaba que aquello que le estaba llevando las gallinas estaba ahí mismo, dentro de su propiedad y de su gallinero.
A pesar de ser primavera la noche estaba fría y se puso el pesado capote de marinero que le regalara el abuelo Papee cuando vino a vivir al dique hacia unos años... cargó el cartucho con sal en el cañón derecho de la escopeta, le dio el .38 y la linterna a Gladys y con sigilo quitó la tranca de la puerta de la cocina, abrió despacio y se hundió en la lóbrega y oscura noche bajo la mirada asustada de su mujer que lo veía desde la ventana del dormitorio. Según lo convenido, Gladys encendió la luz del patio justo cuando su marido estaba frente a la puerta del gallinero escopeta en mano.
Lo que paso a partir de allí fue materia de comentario en cuanto encuentro de vecinos hubiera y generaba temor en todos los habitantes del dique sobre todo por las noches, durante los meses siguientes las gentes se retiraban bien temprano al interior de sus casas y era raro ver alguien por la calle después de las nueve cuando se hacía de noche.
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Alfredo no entendía que hacia allí su padre su madre y su hermano Ruben, tampoco entendía como estaba ahora en su cama cuando lo último que recordaba era que estaba saliendo de la cocina para enfrentar al ladrón de gallinas...
Qué pasa, qué hacen acá? Cómo vinieron? preguntaba desorientado
En ese momento notó que en el extremo de la habitación estaba recostada Gladys, llorando con los ojos desorbitados asistida por Renee y Noemi, la hijas de su tío José.
Qué pasa? No entiendo nada, por favor, alguien que me explique que pasó!!! Gritaba tratándose de incorporar mientras su padre y su hermano lo sujetaban
Quedáte quieto, espera que venga tío Mauricio, así nos enteramos todos de lo que pasa, solo puedo decirte que vinimos por los gritos de tu mujer y los tiros, le gritaba su padre mientras lo sujetaba
Pero que le pasa a ella? Esta bien?
Si, está bien pero muy asustada, terció Renee, ya mandamos a buscar a Mauricio, porque dice que solo quiere hablar con el.
Al rato se escuchó golpear en la puerta, era Mauricio que traía consigo el winchester y tenía un extraño brillo en los ojos.
Déjenme con Gladys un momento por favor, necesito hablar con ella a solas, fue lo primero que dijo.
Yo quiero quedarme tío, por favor, no puedo recordar que nos pasó ni como llegue acá, por favor...
Esta bien, pero no abrás la boca hasta que termine de contar lo que paso, esta muy asustada y puede entrar en colapso, esta claro?
Si tío, le contesto mientras se sentaba en la cama al tiempo que el resto de la familia bajaba a la cocina.
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El relato de Gladys fue alucinante... sin embargo, el rostro de Mauricio se mantenía inalterable mientras la oía... en cambio Alfredo abría los ojos al extremo y transpiraba fríamente al escuchar las palabras de su mujer.
Todo empezó cuando saliste... yo me asomé a la ventana y preparé la linterna como me habías dicho, la puerta del gallinero estaba abierta y fuiste para ahí... fue entonces cuando salió esa cosa con las gallinas en la mano..
Cosa?, Qué cosa?, preguntó casi gritando Alfredo... No me acuerdo de nada!!!
Te dije que no hables, terció Mauricio
La.. . cosa, el tipo... lo que... lo que sea eso!!! Era horrible!!!!!!! HORRIBLE!!!!!!!!!
Tratá de recordar exactamente que viste por favor...
Era... alto. Muy alto una cabeza mas alto que alfredo o mas... vestido de negro, con un capote como los de los marineros ingleses, esos que tienen capucha...
Qué mas? Cómo era su cara?
Aquí la pobre Gladys rompió en llanto nuevamente y hubo que calmarla y darle unos sorbos de agua
Eso fué lo peor... su... cara... no parecía una cara, ni una persona... era... como un perro!!!! Tenia la cara de un perro!!!
Que decís Gladys?! rugió Alfredo..
Callate de una vez!!!!!!!, gritó Mauricio, dejála hablar por favor o salí de acá!!!
Esa... cosa, prosiguió Gladys, era enorme y se llevaba dos gallinas... pero lo raro es lo que hiciste vos, dijo mirando fijamente a Alfredo...
No me acuerdo de nada... qué hice?
El se corrió..., lo dejó pasar como dormido.... le respondió mirando fijamente a Mauricio...
Y ese ser que hizo entonces?, preguntó Mauricio
Nada, Alfredo se corrió a un costado bajando la escopeta y le pasó caminando justo adelante... entonces se detuvo y.... tragó saliva e hizo una pausa...me miró... diciendo esto volvió a romper en llanto con una especie de hipo y cloqueo y hubieron de esperar unos instantes a que se calmara y continuara.
Era el ser mas horripilante que haya visto nunca!!! Le tiré todos los tiros del revólver...Tenía la cara como el lobo, el perro de mi suegro, pero mucho mas grande y feroz... espantoso!!! Decía casi a gritos mientras lloraba...
No puede ser... tenés que haber visto mal... o sería un tipo disfrazado... no tío?, preguntó Alfredo mirando a Mauricio.
Es posible..., dijo Mauricio, ya he oído lo necesario... Suban chicas!!! Les gritó a Renee y Noemí que esperaban al pié de la escalera, donde también estaba Angélica, la suegra de Gladys.
Que hacemos ahora tío?, hay que buscar a Nissi, seguro que él es el disfrazado...
No digas pavadas, Nissi es mucho mas bajo que vos, esto es otra cosa, quedáte con tu mujer y cuidala.
Dicho esto, Mauricio tomó el Winchester y bajó veloz las escaleras a pesar de su cojera...
Preparame el bote Ruben, tengo que salir ya, poné el farol grande, el hacha y la bolsa que traje
Donde vas hermano? Le preguntó Alfredo.
A arreglar este asunto, si no vuelvo mañana a mediodía díganle lo que pasó a Benjamín.
Benjamín era el hermano menor de la familia y estudiaba en la Capital.
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Ya casi era de día cuando Mauricio llegó a una pequeña isla cerca de los bajos del Temor donde en medio de la bruma de la madrugada podía adivinarse la figura de un destartalado rancho.
Con precaución corrió una bala a la recámara del Winchester mientras que en la otra tenía el farol en alto, descendió en el pequeño muelle y con decisión encaró la pequeña barranca que lo separaba del rancho.
Pablo!!! Pablo!!! Gritó con todas sus fuerzas.
Qué querés Mauricio? Andate, por favor andate que no quiero lastimarte..
Tenés que terminar de una vez con esto Pablo, por favor, o tarde o temprano va a terminar mal todo y va a salir alguien lastimado..
Tengo que comer!!! Gritó desde dentro del rancho... que preferís, que me traiga a alguien en lugar de las gallinas???
Quedamos en que me avisarías si volvía tu enfermedad, sabes que es muy peligroso que vayas al pueblo cuando estás así! Gritaba Mauricio mientras se acercaba cautelosamente al rancho.
No le hice daño a nadie!!!
Pero podría haber pasado y Alfredo es mi sobrino!!!
No hice nada!!!
En ese momento Mauricio se asomó por la ventana del rancho alumbrando y encañonando con su arma a un ser de pesadilla, mitad hombre mitad lobo gigantesco cubierto de pelos largos y toscos.
No voy a hacerte daño Pablo, sabés que nunca lo haría... pero tenés que irte de acá, si se enteran vendrán a quemarte vivo.
Mientras decía, esto el ser aquel comenzó a llorar al tiempo que una extraña transformación empezaba a producirse mientas salía el sol.
De pronto de ese ser no quedaba nada, solo un hombre delgado que tiritaba en una esquina de la habitación por estar desnudo.
En ese bolso de marino te traje todo lo que necesitas, incluso mi escopeta y el revólver, también te traje la plata que saque por la barcaza... tenés que irte ya antes que la gente empiece a atar cabos...
Dónde puedo ir? No tengo a nadie en ninguna parte...
Hablé con un amigo en Corrientes, el tiene un lugar en el Iberá donde podes ir, una toma de agua de una arrocera en medio del estero y lejos de todo, hay muchos animales así que podes alimentarte tranquilo y lejos de la gente..
En ese momento Pablo levantó la mirada agradecida mientras Mauricio lo cubría con su pesado capote y le alcanzaba unas raídas ropas que había en un rincón...
Por qué no me mataste cuando supiste lo que yo era?... porque no me hiciste daño?
Vos no tenés la culpa de lo que te pasa, además sos un buen tipo a pesar de todo...
Así siguió la mañana y para las diez tenían ya todo acomodado en la pequeña balandra de Pablo, que estaba listo para partir.
Ya tenés todo, también la carta para el viejo Galarza, está al tanto de todo y no hará preguntas, pero tenés que estar allá antes de la próxima luna, dame tu palabra.
Lo prometo, declaró solemne Pablo, y nunca voy a olvidarme de vos...GRACIAS!
Todos tenemos derecho a vivir.
Se dieron un abrazo y de un empujón Pablo colocó la balandra en el canal central del río.
Mientras se alejaba saludaba con una mano al tiempo que Mauricio permanecía muy serio y algo triste.
La balandra se perdió de vista finalmente en el recodo del canal.
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A las doce en punto el bote de Mauricio atracó en el ancón de la guardería mientras José y Alfredo padre lo ayudaban a desembarcar.
Ya está hecho. Lo que pasó anoche aquí no volverá a repetirse tienen mi palabra, sentenció Mauricio frente a la muchedumbre que lo esperaba. La noticia de los sucesos de la noche anterior habían corrido como reguero de pólvora y casi todo el pueblo estaba allí.
Pero que pasó?, que fue lo que andaba anoche por acá?, preguntaron varios que estaban armados de escopetas, rifles y machetes...
Vayan para sus casas, nada mas va a pasar, pueden quedarse tranquilos.
El tumulto continuó un rato, pero la palabra de Mauricio pesaba mucho dentro de aquella comunidad y su tranquilidad pronto fue extendiéndose a todos. Para las seis de la tarde ya todos estaban en sus casas, eso si, con las escopetas listas y las trancas bien calzadas.
Sin embargo y tal como lo anticipara Mauricio, no volvió a producirse por aquellos lugares ningún otro fenómeno parecido a los de aquella noche de Octubre, aunque la leyenda continuó hasta nuestros días.
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Cuentan los mariscadores del Iberá, que cerca de la isla El Disparito, próxima a la laguna Luna; en los esteros, puede verse la popa semi hundida de una vieja balandra y las noches de plenilunio se oyen los aullidos mas aterradores que se hayan oído nunca por esos parajes...

Daniel Pratt