Nos encontramos en Nueva York ¡Largos años sin vernos! Lucía avejentado, el tiempo y alguno que otro vicio…habían hecho sus estragos. Se decían muchas cosas de él, sin embargo con nosotros siempre fue un gran amigo. Nos tenía una sorpresa, dijo y nos guió hacia el subway, era cerca de medianoche. En los vagones casi desiertos los trasnochadores y algunos adictos nos veían con su mirada perdida. El ambiente era lóbrego.
Nos bajamos en el Bronx, ya en la calle vacía podíamos oír el sonido de nuestros pasos. Edificios que en algún tiempo fueron de departamentos expulsaban grupos de jóvenes con trajes estrafalarios y actitud amenazante. Mi pareja y yo nos miramos amedrentados. El barrio era de negros. ¿Como pudimos seguirlo hasta aquí? ¿Dejarnos llevar por alguien que ya casi era un desconocido? Me pregunté.
Estábamos en sus manos ¡Esta parte de la ciudad no la conocíamos! La inquietud se apoderó de mí. En eso, nuestro amigo exclamó “Ya llegamos” y señaló un establecimiento más iluminado que los demás, parecía que todos se dirigían hacia allá. Conforme nos acercamos mi temor aumentó…
CELIA VERA