Esta es mi familia y este payaso me quiere venir a echar.
¡¡¡Son míos!!! Es mi familia, no voy a dejarlos, sin ellos me encontraría solo.
No sé por que vinieron a este lugar a expulsarme. Ni siquiera es su iglesia.
¡¡¡Me quieren atar ahora!!! No se los voy a permitir, no quiero dejar a mi familia. Menos porque este gil me obligue.
¡¡¡La Puta madre!!! Me están atando. ¿Que hacen que nadie viene en mi auxilio? ¿Porque no me defienden?
He estado con ellos desde hace generaciones y ahora quieren alejarme...
Martín no podía seguir mirando. No sabia si estaba bien o mal lo que estaba pasando. Se habían acercado a la iglesia evangélica del pueblo para dar consuelo a su abuelo. El cáncer de pulmón lo estaba consumiendo y toda la familia estaba de acuerdo en buscar toda la ayuda necesaria. Él nunca había estado muy convencido. Era LEAL. No fiel, leal. Era católico y no veía con buenos ojos la visita al templo. Era como traicionar a SU Dios.
Salieron temprano. Laurita, su prima, Esteban su papá, la Abuela Nélida y el abuelo Félix. Cuando llegaron ya estaba el Pastor esperándolos. Acercaron la silla de ruedas al altar y el hombre empezó a hablar con el abuelo. A Martín no le gustaba nada que mientras el abuelo descargaba su alma, el tipo ese mirase de reojo a su papá y después a él. El abuelo se agitaba con facilidad. Estuvo hablando unos diez minutos y tuvo que parar a descansar. Entonces, el Pastor, Ricardo se llamaba, empezó a hacer preguntas sobre la familia. Hacia hincapié en los hombres de la familia.
La historia de los hombres de esta familia no era del todo feliz. Todo lo contrario. La muerte prematura era una constante. Accidentes automovilísticos. Caídas. Enfermedades. Un tío abuelo de Martín había contraído hanta virus. Trabajaba en una oficina como contador. Un día su secretaria había faltado y él había bajado al deposito en busca de un bibliorato. En diez días había muerto en medio de una dolorosa agonía. Se descubrió que en el depósito de la empresa, había un ratón infectado. Solo un ratón.
Las desgracias de la familia nunca se habían relacionado. Al menos no como lo estaba haciendo Ricardo en ese momento. El pastor vio en un demonio al responsable. Martín creyó que ese bicho anidaba en el alma de su abuelo, por eso se moría. La sorpresa fue grande cuando Ricardo explico que el abuelo ya no lo tenia. Giro y quedo de frente al padre de Martín. Esteban lo miro desafiante y de pronto se rió. Martín y Laurita se abrazaron asustados. Esteban comenzó a gritar con voz gruesa, sus ojos se pusieron negros completamente, no había nada blanco, sus iris se había agrandado hasta tomar posesión de todo su ojo.
Ahí empezó todo. Martín vio como Ricardo con vos pausada, tranquila y firme, le ordenaba al demonio que saliera de su padre. Mientras, Esteban se debatía entre la posesión y la normalidad. Cuando el demonio dominaba su cuerpo, su voz era profunda, su risa daba miedo, sus ojos se convertían en los de un tiburón. Cuando Esteban recuperaba su cuerpo, lloraba, vomitaba bilis. En esos momentos el pastor le pedía que confiara en Jesús, que confiara en Dios, que permitiera la entrada del Espíritu Santo en su alma para que expulsara al demonio. Cuando la posesión volvía, Ricardo le ordenaba en nombre de Dios que se fuera, que volviera a las tinieblas.
Esteban comenzó a acercarse a la abuela, con la mano alzada. Entonces Ricardo le pidió a Dios que lo atara. El padre de Martín comenzó a girar sus brazos, una fuerza invisible se los torcía hacia atrás. En ese momento Laurita y Martín, que seguían abrazados y llorando, se miraron y recordaron. Una vez visitaron una Iglesia y vieron una imagen de un arcángel alado que con su espada sometía al diablo. Les contó su mama, que ese era San Miguel Arcángel. El guerrero mas fuerte del ejercito divino. Sin saber que fuerza los impulsaba, o confiando en que fuera la fuerza divina, Laurita y Martín comenzaron a pedirle a San Miguel Arcángel que sometiera a ese demonio que amenazaba con hundir a Esteban.
El pastor si buen no creía mas que en Jesús y Dios, entendió que se necesitaban todas las fuerzas. Entonces el abuelo Félix, hablo con vos firme, sin un dejo de agitación:
Por la fuerza de la Fé, te pedimos que abandones este cuerpo y a esta familia. San Miguel Arcángel Príncipe de la milicia de Dios, te pedimos que dejes el camino descubierto para que Jesús se abra paso en el alma de mi hijo, para que Dios expulse a este demonio y vuelva a las tinieblas que es donde pertenece. Por ultima vez, te damos la oportunidad de alejarte y no volver más. Si no lo haces, que la fuerza de Dios caiga con todo su poder.
Esteban aulló y cayó desmayado.
Ahí viene el barbudo este otra vez. Esta entrando en su cuerpo en su alma y me expulsa. Me echa otra vez a las tinieblas. Él, el hijo de Dios, del Dios que expulsó a mi amo, el más bello de todos los arcángeles, el príncipe. Que lo condeno... si supiera que la misma naturaleza del hombre es la que nos permite vivir... si supiera que el libre albedrío que Él les brindó es la puerta de entrada para nosotros... ningún hombre vive de acuerdo a SUS leyes, todos son débiles. Aprovechamos esa debilidad para entrar. Ahora me expulsan, pero ya encontrare otra familia... la eternidad es SUYA, Él perdona a todos y los hace vive en su gracia eterna, pero la Tierra, la vida terrenal es nuestra, jamás desapareceremos. Espero que ninguno de los hombres se den cuenta cuan fácil es hacernos desaparecer. Sabemos, mi amo sabe, que nunca podremos contra el poder de Dios, pero la falta de Fé nos permite estos ratos de regocijo. La revancha de envenenar el alma de alguno de Sus hijos. Esta llegando el día y tengo que huir otra vez, las tinieblas son mi hogar, y esta alma se esta llenado de luz. Me quema, me desintegra... vuelvo con mi amo, a la oscuridad...
Se hizo un silencio grave en la Iglesia y la luz inundó el templo. Martín, Laura, Nélida, Félix y Ricardo supieron que todo había terminado y que la unión de la Fé había vencido al diablo una vez más. Esteban habló en sueños con una voz dulce y serena:
La palabra de Dios, su reino, es enorme... cada religión, cada creencia y cada culto toma solo una parte de ese reino. Como una caja de regalos enorme donde cada ser toma solo uno. Cuando los hombres entiendan que solo toman un regalo y no todos, cuando cada religión culto y Fé entienda que la unión hace la fuerza, desaparecerá el mal sobre la tierra. La unión es la única salvación.
Entonces, Esteban despertó. Todos agradecieron a Dios que no recordara nada y se comprometieron a llevar esta palabra de unión.
Desde ese día la familia de Martín no sufrió mas desgracias ni perdidas trágicas. Desde ese día, Ricardo se visita con Guillermo, el sacerdote de la parroquia cercana. Juntos buscan los puntos de unión entre ambas religiones. El rabino Sergio de la sinagoga de la ciudad escuchó esta historia. Hace poco visito la parroquia y comenzó a formar parte de la unión. Están buscando budistas, hinduistas, luteranos, protestantes, musulmanes y miembros de todas las religiones existentes. Juntos van a buscar desterrar el mal de la tierra.