Se cruzaron una tarde cualquiera de otoño, si ningún porqué, a la salida de trabajo en el mismo edificio, ella secretaria, el se dedicaba a negocios inmobiliarios, la invitó a tomar un café y pasaron horas charlando.
Y, otra vez y otra y otra más, y se fueron seduciendo, que hoy si que mañana no puedo;
un día el la invitó a conocer un hermoso y antiguo caserón que le habían dejado a su cargo para venderlo, la dueña lo vendía con todas sus obras de arte y mobiliario, llegaron debajo de una lluvia torrencial, el encendió la chimenea y allí sobre la alfombra, se secaron y el calor los fue invadiendo, entre besos y caricias el tiempo fue pasando, y ella debía volver a su casa , también el.
La antigua casona se convirtió en el lugar de sus citas, con tiempo robado al almuerzo, inventando alguna reunión o salidas con amigos.
Para ella lo mas lindo de la casa era un enorme espejo, que ocupaba toda una pared de la sala; un día agotados de tanto correr para estar un rato juntos descubrieron que si se ponían los dos frente al espejo, no los reflejaba; les mostraba un camino hacia un lugar posible.
Se miraron, dudaron un poco y se metieron dentro de el espejo; ahí todo era distinto y ya no eran oficinistas, era hombre y mujer, solo para amarse y pasaron largas horas ahí dentro, amándose, cuidándose, mimándose, cuando decidieron volver asustados del tiempo transcurrido, se asombraron; en este lado solo habían pasado unos pocos minutos; ante tamaño descubrimiento solo tenían dos opciones: lo aceptaban y tratarían de volver cada vez que pudieran o se pensaban locos, salían corriendo y nunca mas se encontrarían….
Dejaron de verse por un tiempo; ella cambio de trabajo, y un dia…… volvieron a cruzarse justo delante de la casa, se miraron, se abrazaron recordando aromas de piel enamorada y entraron a la casa , y volvió a ocurrir; dentro del espejo podían ser felices, sin tiempo ni distancia, y volvieron, una y otra y otra vez, el paseo a través de espejo se convirtió en un refugio de su amor imposible de este lado.
Hasta que un día ella llego dispuesta a decirle que no podía más con la mentira, pero tampoco con su vida ; llegó primero y esperó, y esperó, y el no venía, entonces decidió irse; le dejo una esquela sobre la mesa pequeña se fue sola del otro lado del espejo, cuando el llegó, vio la esquela, miró el espejo, que se había transformado, ya no tenía magia y leyó, llorando:
el meu amor sempre et recordés, no m'oblidise
S.
13/03/10